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Una buena higiene bucal es fundamental para nuestra salud y estética. Tener unos dientes y encías sanas es muy importante, pues la boca es una de las vías más directas de comunicación de nuestro organismo con el mundo exterior, lo que implica que, tener una buena salud e higiene de nuestra boca, dificultará la entrada de microorganismos a nuestro cuerpo.
Por todo esto, es fundamental mantener una buena higiene bucal siempre, pero especialmente durante un tratamiento de ortodoncia.
Una buena higiene dental se debe realizar siempre después de cada comida con una duración de entre dos o tres minutos, para eliminar los restos alimenticios y evitar la formación de placa bacteriana sobre los dientes, que pueden llegar a causar enfermedades frecuentes como: caries, descalcificación o las enfermedades de las encías, como la gingivitis o periodontitis.
Para una buena limpieza de la boca tenemos que tener un cepillo dental, una pasta dentífrica y una correcta técnica de cepillado.
Debe disponer de una cabeza pequeña para poder acceder a cualquier zona de la boca y que el mango sea recto y flexible y las cerdas blandas, para no lesionar las encías. Debe sustituirse por uno nuevo en cuanto sus filamentos estén abiertos o quebrados y, en tratamientos con ortodoncia, se deben cambiar cada 3 meses. Algunos cepillos para ortodoncia tienen una hilera central con cerdas más cortas para conseguir llegar mejor a todos los sitios.
Se deben utilizar pastas fluoradas que mejoran la resistencia del diente a las caries y nunca cremas abrasivas, pues desgastan el esmalte y, por ser perfumados, dejan en la boca una agradable sensación de frescor.
En primer lugar, hay que quitarse los elásticos o cualquier otro aparato removible que dificulte la higiene. Después debemos seguir siempre el mismo orden:
Tome un trozo de seda de unos 25 centímetros. Sujete un extremo alrededor del dedo medio y el otro extremo alrededor del mismo dedo en la otra mano. Dejando alrededor de 3 cm. de seda en el centro, suavemente sujete la seda entre los dedos pulgar e índice. Estos serán las guías.
También es muy importante la limpieza de los aparatos de ortodoncia. Cada una de las veces que nos quitamos un aparato de la boca deberíamos limpiarlo. Para su limpieza podemos usar jabón líquido como el que utilizamos para las manos o simplemente agua del grifo y un cepillo de uñas o un cepillo de dientes exclusivo para esto.
No es necesario utilizar pasta de dientes. Después de limpiarlo aclaramos el aparato y, finalmente, si lo tenemos que guardar, lo secamos bien antes de introducirlo en la caja. Siempre que nos lo vayamos a poner es aconsejable humedecerlo.
La clase de alimentos que se comen tienen una gran influencia sobre los aparatos, ya que algunas comidas pueden romper o deformar totalmente los alambres o pueden despegar los brackets. Esto supone que el aparato no realiza la función para la que fue diseñado, así los dientes se colocarán según sea la deformación del alambre. Por tanto, es fundamental que tome las máximas precauciones con las comidas.
Una persona con ortodoncia puede comer de todo: cualquier fruta, vegetales, pescado, legumbres, carne, hamburguesas, sándwiches… incluso chucherías, siempre que no sean duras o pegajosas y se cepillen después.
Se deben evitar cosas duras como: kikos y frutos secos, corteza de pan, zanahoria o manzana a mordiscos, hielos, turrón, chocolate, caramelos, palomitas, el borde de la pizza… No mastique ni muerda huesitos de carne, de pollo o costillas ni coma aceitunas con hueso.
Evite los alimentos pegajosos, pues pueden meterse entre los brackets y el alambre. Reduzca al mínimo los alimentos azucarados como pasteles, helados, galletas, dulces… Solamente una vez al día: refrescos, bebidas azucaradas y, después de ingerirlas, cepillarse inmediatamente los dientes.
¡Nunca muerda los bolígrafos con los dientes! No use los dientes para rasgar alimentos u otros objetos. En general, es mejor cortar los alimentos antes de meterlos en la boca que hacerlo con los dientes.